domingo, julio 03, 2011

Diez poemas del auto/exilio

Solía ser tan fácil, sólo sentarme frente a la computadora y escribir. Ahora todo es buscar acentos, pensar y repensar la frase para que las cuatro palabras aprendidas encajen. Solía ser tan placentero, la fluidez y la descarga sin la puntada de la duda de la gramática débil. Solía ser así y por momentos todo vuelve a ese instante de la cima de lenguaje propio.

viernes, junio 03, 2011

De Buenos Aires en Paris

Buenos Aires con su magia se metió en mi memoria y Paris me acunaba en una noche dulce. Los ecos de una lengua interna insistían en alojarse en mí. Y el vaivén de las palabras me transportó a otra época de otros aires. A otra nostalgia, aquella de lo que no era aun. Aquella del deseo absoluto de aventuras extranjeras. De aspiraciones de vértigo desencadenado. Y ahora que todo eso pasó la nostalgia es otra. El duelo es con uno mismo y el dolor siempre punzante. Renunciar a lo que se es para ser lo que se deseó, ahí está la cuestión. Y en la encrucijada construimos el camino. En la contradicción encontré la respuesta y sin saberlo me conquiste. La renuncia paso a ser bandera y la reivindicación mi lema. Y por lo bajo murmuraba un mantra construido con retazos de tangos. Y con la voz en alto grite de nada me arrepiento. Ahora, la multiplicidad me constituye y me define. Somos nosotras, todas bajo un mismo dogma en esta ciudad que bien podría ser otra.

jueves, abril 14, 2011

Fantasmas literarios

Hoy te vi, Alejandra, cruzabas Paris en bus. Ibas cargada de poesía y me sonreíste.

jueves, enero 13, 2011

Aquí y ahora, busco.

Estoy buscando territorios del presente, aquellos que fueron imposibles.
Busco una existencia, una trama perdida que comunique.
Estoy buscando una superficie rugosa, la palabra que no se aleje.
Busco un dialogo desigual, intermitente, girando en círculos.
Estoy buscando una reflexión de un sentido impaciente.
Busco una situación disparadora que desgarre.

Aquí y ahora, busco.

viernes, junio 11, 2010

I

El brillo filoso en la mirada. Los ojos raros, distintos, algo que nos identificaba. Un movimiento sutil. Un sonido conocido. Y la necesidad de sentirse menos solos. Los cuerpos entrelazados, y el calor vaporoso. Una mano sobre una pierna, un pie fuera de lugar. Tres cabezas, mezclándose. Quien era quien. Ese hombro de él debajo del brazo de ella y mi cuerpo pegado a su espalda. Ahora es todo una nebulosa de cuerpos rotando. La oleada de un perfume que descoloca. Un murmullo en la memoria, una respiración más fuerte. Y calambres en las piernas. La primera vez fue en verano, con el olor a pasto mojado de cuando el rocío aparece junto con la noche. Con el mar acunándonos y la juventud como escudo. La última el frío húmedo de una lluvia de otro continente se sentía en el estomago. La ciudad era otra, las personas también. La imagen que se armaba, sin embargo, era la misma. Las analogías de una y otra situación estarían de más. Por otro lado, la memoria siempre traiciona y confunde. Fui yo quien lo propuso o sólo me deje llevar. Nos escondimos bajo el alcohol o tomamos solamente conciencia. Sólo queda la tibieza de esos cuerpos junto al mío y la seguridad por un instante de que dos enormes dioses te protegen del mundo. Con sólo mirar a los ojos parece que nos encontramos, que esa oscuridad nos atrae. Oscuridad inmanente, oscuridad imán. Así, vamos por el mundo topándonos y los juegos se arman. Las cartas se desordenan en el mazo. Y la partida comienza. Las mentes se chocan, los cuerpos gozan y las trampas se tejen pacientes. Y yo caigo una y otra vez, vértigo, sacudón y el temblor que desestabiliza.

jueves, abril 08, 2010

Cenizas parisinas

Cortarse en pedacitos para disminuir el dolor. Haciendo micropartículas de una misma y callarse. Sobre todo cerrar la boca y apretar los dientes fuerte esperando que se termine o al menos olvidar. Con la ansiedad en la punta de la lengua y que sople el viento purificador.
Y entonces hacerse más diminuta aun para facilitar la tarea y no decir nada.
Total nadie quiere escuchar.
Así, desasida me descubro deseando que el vino me diluya para convertirme solo en este punto final.

lunes, abril 05, 2010

Primavera/verano

La nube no se quiere ir mientras yo me acuno.
Hundida, veo como todo se acomoda.

Este teatro me da nauseas.
Ahí parada en medio del escenario sola.
Espero un final que me sorprenda.